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La aporofobia ante la ética de la razón cordial




Con la medida de “poner orden en la peatonal”, del nuevo alcalde Mayer Mizrachi de la Alcaldía de Panamá, se despertó un debate en redes social, a propósito de una publicación del IG Guásimo Multimedia, sobre la “aporofobia”. En ese sentido, quisiéramos abordar este concepto trabajado por Adela Cortina, catedrática emérita de la Universidad de Valencia, España. Cortina es una pensadora importante en el campo de la ética y sus textos son de obligatoria lectura en estudios especializados al respecto. Quisiéramos abordar algunos tópicos sobre esta temática partiendo de su libro Aporofobia, el rechazo al pobre. Publicado en el 2017 en España por la editorial Paidós. 


Antes de entrar en materia, tengamos en cuenta algunos datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo: la tasa de desempleo en Panamá para agosto de 2023 es de 7.4%, y la tasa de “informalidad laboral” es de 47.4%. De tal forma que, más de la mitad de la población tendría serias dificultades para encontrar un trabajo formal. Una de las pocas alternativas es la buhonería. En la avenida central, cientos de personas se dedican y dependen de esta actividad. Al parecer, “poner orden en la peatonal”, implicaría, según un funcionario de la alcaldía de Panamá: “quince días para que desalojen se pongan en orden y se acerquen a las oficinas de la alcaldía para ponerse en regla”, añadió harían “lo que sea necesario”.

 

Con este concepto, de aporofobia, Cortina evade la discusión de la lucha de clase y se centra en el pobre. En 1995 publicó una columna con ese título: “Aporofobia”, para dar cuenta de “un tipo de rechazo, aversión y miedo, que tenía por destinatarios a los pobres”. Cortina califica a quienes padecen de esta patología como una “lacra”, porque esto conlleva a “un atentado cotidiano contra la dignidad de personas concretas”, porque desde cierta atalaya ven a los pobres como subalternos. Los buhoneros han dicho que esos funcionarios de la alcaldía los han tratado por “prepotencia”.

 

Por supuesto, el problema no excluye temas estructurales, como la “planificación urbana capitalista”, la gentrificación y políticas públicas eficaces. Es imperativo mejorar las condiciones de vida social no empeorarla, en este “mundo de fobias”. Como bien lo planteó Cortina, en última instancia, se trata del “disfrute de una vida material y culturalmente digna”, de lo que ella llamó “ética de la razón cordial”. 

 

Abdiel Rodríguez Reyes 


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