Por partidos tradicionales entendemos
aquí, aquellos hegemónicos – y los satélites (PP, Molirena) – en nuestro
sistema de partidos, en particular nos referimos al Partido Revolucionario
Democrático y Partido Panameñista. Se habla de torrijismo, arnulfismo e incluso
martinelismo. El expresidente Ricardo Martinelli fundó Cambio Democrático y en
estas últimas elecciones Realizando Metas, un partido con las iniciales (RM) de
su nombre de pila, gracias a este partido y su popularidad, José Raúl Mulino
fue electo presidente con el 34.24%. Al menos en estas elecciones, todo indica
que, el torrijismo y arnulfismo no fueron determinantes en el imaginario
colectivo de los votantes. En cambio, el martinelismo goza de buena salud.
Los politólogos Harry Brown y Juan Diego Alvarado, hablan de “derrumbe” y
“colapso” respectivamente de nuestro sistema de partidos. El PRD sacó sus
peores números desde 1989 hasta la actualidad, el candidato José Gabriel
Carrizo obtuvo 5.87% y su partido oficialista sacó 13 curules. El Panameñista,
igualmente está reducido a su mínima expresión, de los 11.37% sacados en esta
última elección, de la alianza Por un mejor Panamá, menos de la
mitad son votos Panameñistas, obtuvieron 8 curules. El “colapso” sería, según
Juan Diego Alvarado por el alto porcentaje de volatilidad usando el índice de
Pedersen (78.8% partidos individuales, 59.1% continuidades), la volatilidad es
el desplome y disparo de las propuestas electorales. Lo más relevante en estas
elecciones, fue la irrupción de lo que podríamos denominar la poderosa bancada de
la Coalición Vamos con 19 curules, liderada por Juan Diego Vázquez y Gabriel
Silva, quienes tendrán el reto de conducción de esta
bancada, son aliados naturales de los diputados de MOCA (3) y un diputado por
la libre postulación que no forma parte de la coalición.
El presidente electo, José Raúl Mulino, para lograr mayoría en la Asamblea,
requiere una alianza entre RM (14), PRD (13), CD (8) y ALIANZA (2), harían un
total de 37 curules y serían mayoría para facilitarle la gestión a Mulino,
aunque no necesariamente tendrán el control de las comisiones. No se esperan
mayores dificultades para esa alianza, ya el presidente electo invitó en su
discurso de triunfo a Rómulo Roux a una reunión, el partido Alianza formó parte
de la alianza Salvar Panamá; con el PRD no hay ninguna contradicción, ellos son
resilientes y sería un salvavidas en las actuales circunstancias catastróficas
para ese partido. De tal forma que, los partidos tradicionales tienen un margen
de maniobra, aún se pueden recuperar de esta crisis, ya se habla de su restructuración
ejecutiva para encarar los retos implícitos de estos nefastos resultados.
José Raúl Mulino viene de la cruzada civilista, fue ministro en el gobierno de
Endara y Martinelli, respectivamente. Se avizora un quinquenio con una relación
tensa con los medios de comunicación y movimientos sociales. Su propuesta
electoral de más dinero en el bolsillo y seguridad, caló en el electorado; sin
embargo, el pueblo en su inteligencia, si bien le dio el voto a Mulino, también
le puso un contrapeso: la poderosa bancada de la Coalición Vamos que, a pesar
de no tener contradicciones, sí tienen al menos en lo aparente, agendas
distintas, entre la opacidad y transparencia.
Solo hasta las próximas elecciones podríamos sacar conclusiones sobre esta
crisis en curso. Pero los recientes resultados electorales nos están dando una
señal, los partidos tradicionales al menos, así como han estado operando en las
últimas tres décadas, no son parte de la solución de nuestros problemas, si no
todo lo contrario.
Abdiel Rodríguez Reyes
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