Cuando hablamos de debacle de los partidos
tradicionales no estamos diciendo que estos partidos van a dejar de existir a
corto plazo, pero lo que sí es evidente es el desgaste. A mediano o largo plazo
algunos de nuestros partidos tradicionales van a desaparecer, porque no
conectan con el electorado o su discurso está simplemente corroído. Además, el
hartazgo hacia estos partidos va in crescendo. Está claro que la mayoría
de los políticos viven de la política, se enriquecen injustificadamente,
y no viven para la política al servicio de las mayorías.
Los grandes partidos
tradicionales, el Partido Revolucionario Democrático y el Panameñismo, con
mayor mística con líderes emblemáticos del siglo pasado, como Omar Torrijos y
Arnulfo Arias respectivamente, sufrieron un duro revés en las últimas
elecciones. Sacaron sus peores números, los partidos satélites como el Molinera
y el Partido Popular sobreviven hace varios años gracias a las alianzas y que
sacan el mínimo para seguir existiendo como tal. La irrupción en el escenario
electoral de más de veinte diputados por la libre postulación bajo la coalición
Vamos, puso en jaque a los partidos tradiciones y a los nuevos partidos como
Cambio Democrático y Realizando Metas, ambos fundados por el expresidente
Ricardo Martinelli.
La volatilidad de los resultados
electorales es un indicador de la debacle, pero más profunda es la crisis de
las ideas en los partidos tradicionales y en la incapacidad de la autocrítica y
la reflexión prospectiva. Lo que guía a todos los partidos tradiciones es la
idolatría al dinero. Los resultados de las últimas elecciones pusieron fin a la
hegemonía de los partidos tradicionales. Hay bastante optimismo con la colación
Vamos, pero es muy temprano aún, para tener alguna valoración objetiva al
respecto. Se diferencian de la agenda de los partidos tradicionales por la
preeminencia de la transparencia, mientras aquellos cargan con la opacidad en
su gestión. Y, eso, en las actuales circunstancias es un avance.
El país tiene grandes retos,
estamos en un punto de inflexión, donde la reforma a la seguridad social es
inminente, la gestión sostenible de nuestros recursos hídricos impostergable como
mejorar las condiciones de vida material de todos los panameños. Estos días
serán fundamentales, cuando tengamos la información oficial de todo el equipo
del presidente José Raúl Mulino, la presidencia de la Asamblea y la composición
de las codiciadas comisiones de presupuesto y credenciales.
Abdiel
Rodríguez Reyes
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