El doctor Franz Poveda, director del
Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá me encomendó la tarea de
hacer un balance sobre la situación de la Filosofía en el ámbito universitario.
Obviamente esa tarea me desborda por el tiempo asignado y por mi poca capacidad
de síntesis.
Lo hare con
base a dos conceptos importantes para entender lo que está pasando, o por lo
menos, describir parte del problema. Por un lado, estamos en el marco de una
transición (de cambio generacional). Esta transición que ya lleva algunos años
va en automático. Es decir, no hay ninguna coordinación ni se pensó en ello, lo
cual no podría ser de otra forma. Por otro lado, está el tema de la tradición.
El Departamento carece de una tradición robusta. Cada uno hace lo mejor que
puede. Sin embargo, hay ideas y trayectorias importantes para retomarlas.
Tradición
Entre los
trabajaos ya realizados en esta dirección, en 1968 Diego Domínguez Caballero,
el primer filósofo panameño profesional, hizo un balance al respecto: Examen
crítico de la enseñanza de la Filosofía en América; (su actualidad, solo
muestran nuestro rezago), allí planteó cinco puntos: 1- Necesidad de una teoría
de la Universidad. 2- Necesidad de una enseñanza eficiente en filosofía. 3-
Necesidad de la comunicación. 4- Falta de preparación de los estudiantes de la
escuela secundaria. 5- Necesidad de los cursos sobre historia de las ideas. De
todos el más oportuno para esta intervención es el segundo. Nos habla de la
necesidad de establecer “programas y bibliografía adecuada”, lo cual es muy
importante para enseñar rigurosamente. También hace referencia a “tender hacia
el profesor y el estudiante de tiempo completo” para el desarrollo de la investigación.
Varios
profesores del Departamento han realizado balances de este talante. En esa
dirección, se compiló en un libro coordinado por Olmedo España Calderón: Pensamiento
Filosófico Contemporáneo de la América Central, textos de Ricaurte Soler,
Miguel A. Candanedo y Alberto Osorio O. Cabe destacar que, en estos
intelectuales siempre estuvo y está el tema de la teoría de fondo entre sus
principales inquietudes. Teoría en una de sus acepciones – en el diccionario de
N. Abbagnano – significa “contemplación”. En el texto de Domínguez Caballero y
el de Candanedo vemos la preocupación por la teoría, el primero de la
universidad y el segundo del ser panameño, cuestión central en las cogitaciones
en la segunda mitad del siglo pasado. También, Candanedo hizo énfasis en que sí
hemos pensado y hace un recorrido a través de distintos pensadores, desde Justo
Arosemena hasta Ricaurte Soler, entre otros.
En el caso
de Soler, su texto se titula Tradición, reflexión y enseñanza de la
Filosofía en Panamá. Allí, él realiza una apretada síntesis, como todos ustedes
saben Soler es un pensador crítico marxista y allí señala que la “filosofía
académica aparece como una instancia más de los aparatos ideológicos de la
dominación”. No quiero profundizar en esto, pero no lo quería dejar pasar por
alto. En el texto de Alberto Osorio O. Una función de la filosofía en
Panamá, a lo que nos invita es al humanismo y al renacimiento, es decir, al
tomar al ser humano como el centro de todo. Invitándonos a reflexionar
axiológicamente sobre la tolerancia, el respeto y el estímulo para la paz,
miren que pertinencia tiene esto último en estos días.
Por último,
está el trabajo de Julio Cesar Moreno Davis Historia, espíritu y
autenticidad de la Filosofía en Panamá y panameña, al final hace un balance
sugerente, referente por ejemplo al hostigamiento a “que docentes de
inclinación marxista no fueran catedráticos”. Habla de un filósofo puro,
académico, serio, pero reaccionario. También nos habla de la filosofía
llamémoslo así, “emergente”, preocupada por la realidad circundante y por “la
liberación mental y material” – eso es en parte lo que se conoce como Filosofía
de la liberación -, que ha sido mi ámbito de estudio en los últimos años.
Termina Moreno Davis señalando que “la filosofía panameña no puede escabullirse
irresponsablemente ante esta alternativa”. Es decir, un pensamiento
filosófico con una visión social y política. Es plausible retomar por muy
minúscula e intermitente que sea nuestra tradición para resolver los problemas
de nuestros días.
Transición
En esta
transición en que muchos de nuestros profesores ya murieron y otros ya no están
activos en la docencia, se acogieron a la jubilación o por la razón que fuere
ya no están en las aulas. Impera la necesidad de organizar el Departamento de
Filosofía de cara a las nuevas realidades, en la que una campaña agresiva de
publicaciones y reediciones es fundamental, como un programa de posgrado (maestría
y doctorado), acompañado de la inserción de nuevos profesores con equidad de
género y pluralidad ideológica. Los profesores titulares con mayor experiencia
pueden aportar en la organización pensando en lo que estamos: en una
transición.
Para efectos organizativos es oportuno refundar La sociedad panameña de Filosofía (SPF) fundada por Octavio Méndez Pereira y Diego Domínguez Caballero en 1952 (hace setenta años). Para formar parte de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía y del Consejo Internacional de Filosofía y Ciencias Humanas de la UNESCO. En el plano nacional, es imperante un supervisor de Filosofía en el MEDUCA.
La SPF se
planteó siete puntos aún vigentes.
a- Desarrollar e intensificar el
estudio y la investigación filosófica en Panamá.
b- Fomentar la relación, colaboración
y mutua ayuda de las personas dedicadas al estudio de la filosofía en nuestro
país.
c- Organizar congresos, conferencias y
cursos especiales.
d- Fomentar la publicación de los
trabajos filosóficos de sus socios.
e- Mantener una actividad atenta hacia
la producción científica y filosófica nacional y extranjera y procurar
estimular la nacional, mediante crítica constructiva.
f- Destacar la importancia de la
filosofía en la educación panameña y procurar su difusión entre los medios
cultos de la nación.
g- Publicar los trabajos de sus socios.
Esto puede
revisarse y actualizase. Pero muchos de esos puntos aún son tareas pendientes.
Lo cual no muestra lo adelantados que estaban sus fundadores, sino lo rezagados
que estamos hoy.
Abdiel
Rodríguez Reyes
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