Estamos ante un Gobierno frágil por varias razones. Primero, ganó con un porcentaje bajo de 34.23%; segundo, tensiones dentro de su propio partido; tercero, una alianza débil en la Asamblea con una oposición minoritaria vigilante. Los gobiernos de este tipo suelen apoyarse en la fuerza para mantenerse. En estas condiciones someterse a un estallido social sería riesgoso para la estabilidad del país y, mucho más para el propio Gobierno. Al parecer, no son conscientes de su fragilidad y de las consecuencias de querer imponer una reforma tan sensitiva como la de seguridad social, sin un gran consenso nacional. La gran parte de los diputados buscará su reelección, por lo tanto, cargar con la reforma tendrá un costo político alto, el cual no necesariamente estarán dispuestos a pagar. Haciendo el cálculo político rechazarán aquellas medidas más impopulares. A pesar de la división de poderes en lo aparente, en un país presidencialista como el nuestro, el Ejecutivo se verá desafiado mostra...