El Centro
Internacional de Investigaciones – Otras voces en educación, junto a otras
organizaciones y colectivos, incluyendo a la Universidad de Panamá, organizaron
el Ciclo sobre Pensamiento Decolonial. En una de sus sesiones invitaron a Juan
José Bautista, quien es un filósofo decolonial, Premio Libertador al Pensamiento
Crítico y discípulo de Franz Hinkelammert y Enrique Dussel.
En
dicho ciclo abordó varios temas que por su profundidad no tocaré en esta
ocasión. Solo pergeñaré algunas ideas sobre la descolonización de la pedagogía
esbozadas por él. Como es ampliamente conocido, el pensamiento decolonial en
los circuitos universitarios es relativamente nuevo. Pero la reflexión de Bautista
no es meramente académica o de moda. De hecho, en su conferencia, para tratar
la cuestión de la descolonización de la educación, recurrió a la pedagógica de
la liberación de Dussel de 1977, Bautista es un discípulo con su propio camino,
con los maestros, pero incluso más allá, según sus propias palabras.
No
está de más recordar la importancia de pasar por un prisma decolonial la pedagogía
para una verdadera liberación, dicha tarea es ¾según Bautista y
lo señaló al final ¾ fundamental. Se preguntó si los docentes
y maestros tienen conciencia de ello. Son ellos y la comunidad, quienes juegan
un papel central en la complexión del nuevo sujeto.
La
pedagogía crítica tiene que contar con una pretensión de justicia. No podemos descuidar
la cuestión de la ética, no es una cuestión de enseñar moral, si no forjar
espíritus libres con principios éticos. Para no formar un estudiantado afín al
neoliberalismo. Si sólo nos concentramos en formar estudiantes “inteligentes”,
pero sin principios éticos, se reproducirá el orden vigente sin cuestionarlo,
como si fuese natural.
Para
descolonizar la pedagogía no es suficiente cambiar el contenido, también
es necesario la forma. Es decir, cómo enseñamos, cual es la práctica. No
solo se trata de enseñar, como el ego moderno nos mostró la faceta del magister
dixit. También tenemos que aprender. Como ya lo hemos señalado, el
contenido es ético, pero la ética, al menos la planteada por Dussel, no es solo
un contenido sin más, también es actitudinal; en tanto estado de ánimo es
energía, podríamos hablar incluso de espiritual (no es vano Hinkelammert habla
de espiritualidad de la liberación).
En
la pedagogía “tradicional” (en el sentido de Max Horkheimer, como diferente a
una crítica) no se hacen las preguntas para descolonizarse. Se nos presenta
como la única y válida, de la cual debemos aprender y actualizarnos
constantemente, nos hace pensar que estas discusiones, sobre la descolonización
están desfasadas y que la modernidad como racionalidad no solo es verdadera, también
universal.
De
tal forma, no estamos pensando nuestros problemas locales, con nuestras
preocupaciones, las cuales sentimos y experimentamos. Estamos pensando
abstractamente desde otras teorías pensados desde otros contextos, con otras
realidades muy distintas y distantes de nosotros, las cuales se presuponen como
universales y, por lo tanto, las abrazamos como tal sin encontrar ninguna
respuesta concreta.
La
descolonización de la pedagogía pasa por desarrollar un pensamiento a partir de
la comunidad, con los sentidos dispuesto a aprender, con oídos de discípulos para
pensar con y desde su cosmovisión que reproduzca y afirme la vida. Es criticar
la racionalidad de la modernidad, no solo enseñar como el magister dixit. Necesitamos
descreer que toda la modernidad es válida con su pretensión de universalidad.
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